jueves, 20 de mayo de 2010

Happiness.

Y otro día del resto de mi vida.

Últimamente me estoy dando cuenta de lo fácil que es sonreír. Da igual las circunstancias, para sonreír da igual que estés triste, que seas feliz, que te vaya la vida maravillosamente bien o que te estés muriendo de hambre. Para sonreír no hacen falta excusas ni motivos.

Visto desde un punto de vista meramente fisiológico, una sonrisa no es más que 50 músculos trabajando a la vez. Pero el sonreír no solo cambia la expresión de la cara, sino que también hace que el cerebro produzca endorfinas que reducen el dolor físico y emocional y proveen una sensación de bienestar.

Y es que una sonrisa no sólo tiene efectos sobre nosotros mismos. ¿Alguna vez has pensado qué pasaría si a esa persona que te ha dado un pequeño empujón al pasar al lado tuyo le sonrieras en vez de dedicarle una mirada atravesada? ¿Acaso no te gustaría que en el banco o en cualquier parte te saludaran con una sonrisa al verte y/o atenderte?

Porque las sonrisas también hacen las veces de medio de transporte. De transporte de buen rollito.


Always look on the bright side of life

1 comentario:

Enrique GB dijo...

Genial. Cuantísima razón macho.
Y sí. TEMAZO :D